21.4.13

Sirena

La sirena estaba apagada cuando Ale se subió a la ambulancia. El doctor perdió en el cara-sello y le tocó manejar. Ale fue desnudada por la enfermera. Dejó de pensar en el dinero que había pagado a lo que la enfermera le desabrochaba el sostén. Mientras la enfermera se desnudaba, el doctor encendió la sirena. Era un jueves por la tarde, con el tráfico caótico de siempre. La ruta acordada era de la clínica donde nació Ale al hospital donde murió su padre. Los juguetes seleccionados eran todos implementos médicos: equipo de venoclisis para bondage, máscaras para vendar los ojos, espéculo, bisturí para un cicatriz de souvenir. Ale tuvo su primer orgasmo mientras la ambulancia pasaba un semáforo en rojo de la plaza central. Una frenada brusca la sacó de la fantasía. Vio a la enfermera que en ese momento tenía un termómetro metido en el culo y se echó a reír. La enfermera tenía ganas de llorar, pero se aguantó, y de todos modos esta no es su historia. Ale empezó a vestirse. Se echó en la camilla. Escuchó que la enfermera la decía algo al doctor, pero no le prestó atención. Cerró los ojos y la sirena se calló.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal