No hay banda
En la tarima del Club Silencio hay un hombre parado junto al micrófono; un hombre que, pareciera, está mirando a los ojos de todos los espectadores a la vez, mientras explica: “No hay banda, and yet, we hear a band”.
No hay banda ni orquesta, es cierto, por lo menos no delante del telón rojo cerrado a sus espaldas, pero esporádicamente suena un clarinete, un trombón, una trompeta con sordina. No hay banda, todo está grabado.
Hay caras de desconcierto en los espectadores, claro; no todos estaban preparados para presenciar una broma (no era una broma, pero cómo decirlo de otro modo) de tal magnitud. Es tan confuso, no se apega a los cánones establecidos de lo que se conoce como diversión. Todo es una ilusión.
La gente teme a lo que no entiende, y prefieren inventarse una respuesta a vivir tranquilamente en la ignorancia.
No hay banda ni orquesta, es cierto, por lo menos no delante del telón rojo cerrado a sus espaldas, pero esporádicamente suena un clarinete, un trombón, una trompeta con sordina. No hay banda, todo está grabado.
Hay caras de desconcierto en los espectadores, claro; no todos estaban preparados para presenciar una broma (no era una broma, pero cómo decirlo de otro modo) de tal magnitud. Es tan confuso, no se apega a los cánones establecidos de lo que se conoce como diversión. Todo es una ilusión.
La gente teme a lo que no entiende, y prefieren inventarse una respuesta a vivir tranquilamente en la ignorancia.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal