4.12.06

Cachetada

Ya estás aquí, me has perseguido desde la iglesia y al fin me alcanzaste, y yo que bien podría correr, pero ¿para qué?, ¿correr?, no, correr no, escapar no, ¿para qué escapar?, si a lo mejor eres tú quien está a mi merced, como ahora esta mano tuya, tu pedigüeña mano entre mis manos, ¿tu mano?, no parece tuya, no es áspera para ser de un pordiosero, pero tus ojos tampoco, algo no cuadra, ¿quién eres?, ¿quién serás?, ¿por qué aquí?, ¿por qué ahora?, no quiero dejarte escapar, mi mano entre tus manos, ¿por qué la coges así tan fuerte?, hasta que te alcancé, linda señorita con un lindo vestidito, ¿quién te has creído para verme así?, y allá en la puerta de la iglesia, ¿te acuerdas?, por mí te hubieras ahogado en la fuente de agua bendita, perra, pero no, mejor que no te ahogaste, ¿cómo te vas a ahogar con ese vestidito tan lindo?, no me veas así, mierda, pueblo de mierda, pero qué más da, sería lo mismo en otro lado, o casi lo mismo, aunque no serías tú, no estaría mi mano entre las tuyas, a lo mejor y no tendría estas ganas de llorar, ¿por qué tú?, ¿quién mierda eres?, ¿de dónde saliste?, no te había visto antes por aquí, como si en este pueblito fueras a salir de la pobreza, pero claro, tú no quieres salir de la pobreza, hasta pareciera que la buscas, porque no naciste pobre, eso se nota, no estás acostumbrado a ella, aunque por lo visto esto de la mendicidad se aprende rápido, ¿qué tan difícil puede ser?, si tan solo no se te hubiera ocurrido coger mi mano, ahí, sucia, en medio de las tuyas, como una denuncia muda, como si me conocieras, como si lo supieras y en realidad no tienes ni puta idea, mis manos son mías y hago con ellas lo que me da la gana, ya no quiero tener tu sudor en mi mano, mi mano, mierda, no es tuya, ¿entiendes?

El bolso cae a la acera y el pequeño espejo se rompe; ninguno de los dos escucha el estallido del cristal. Un mechón de cabello resbala sobre el rostro de ella pero sin cubrir ninguno de los ojos; los ojos están ahí, desnudos hasta la impudicia, esos ojos, tan parecidos a otros pero que no son los otros, son solo esos ojos, ahí, fijos en él, en sus ojos. El espejito se ha roto, ya no sirve, ahora podría ser un arma.

Imbécil, tu bolso, como si en tu bolso tuvieras algo que pueda interesarme, como si el perdón se pudiera guardar en un bolso, ¿y me sigues viendo?, necesito un árbol, si tan solo fueras un árbol y pudiera treparme en tus ramas y arrancarte las hojas, arrancarte los ojos, masticarlos, saborearlos, escupírtelos en la corteza, en ese vestidito tan lindo, ensuciarte, me emputa tu pulcritud, ¿para qué tanta limpieza?, perra, por lo menos tus manos ahora, tu mano, ¿por qué te sueltas?, ni siquiera quieres recoger el bolso, ahora tengo miedo, no quiero tenerte miedo, creo que te necesito pero tú no lo sabes, quiero que se apague este calor, como si supiera lo que quiero, como si supiera lo que quieres, quiero saber lo que quieres, ¿por qué tiemblas?, no, eso no, por favor, te detesto maldita, no me veas, golpes no por favor, desaparece, ¿no ves que no puedo ni defenderme?, por lo que más quieras, así al menos cerrarás esos ojos. No voy a llorar, no voy a llorar, no voy a llorar. No quería hacerlo, te juro que no quería hacerlo, no de nuevo, no siento la mejilla, ¿por qué?, quiero tu mano entre las mías de nuevo pero no te das cuenta de nada, mira lo que hago con tu puto bolso, como si me interesara tu bolso, como si pudiera encerrar mis recuerdos en un bolso, pueblito de mierda, no te vayas, ha sido un malentendido, no diré nada, te lo juro, no hay necesidad de hacernos daño, por favor, no te vayas, y de nuevo el hambre, nunca espera, el hambre, pordiosera, ¿y ahora qué?

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal