18.8.05

08:17

Son las 8 y 17 minutos de la mañana. En diez minutos Satanás vendrá por mí y recién consigo un papel donde escribir esto. ¿Que si tengo miedo? Claro que no tengo miedo; mi alegría es completa, total. He esperado este momento durante largo tiempo, y finalmente llegó.

¿Que para qué escribo esto? Para tratar de aclarar un poco las cosas, las verdades, los mitos. Al igual que muchos de ustedes también escuché a los curitas en mi tierna infancia hablando del desprestigiado infierno y de los infinitos castigos inflingidos a los pecadores. ¡Mentiras! Lo que los curitas querían era tratar de empañar una lógica verdad.

Cuando lo descubrí fue como una revelación; no fue una revelación precisamente, pero a ustedes les gustan este tipo de términos para tratar de explicar este tipo de cosas. No es fácil concretarlo en palabras, y allá ustedes si me creen o no: la verdad es que los pecadores la pasan genial en el infierno, ya que, después de todo, hicieron en la tierra lo que Satanás quería, y Él sabe recompensar el buen trabajo de uno.

No digo más, me imagino la cara que habrán puesto leyendo este papelito, y es que la costumbre pesa, no soy yo quien vaya a negarlo. Como sea, ahí los dejo, tratando de ser buenos; por mi parte, iré a tomar mi merecido descanso en el averno.

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