15.4.12

Donante

Hace 17 años donó semen. Ayer, se arrepintió. Fue al banco de esperma. Por política de la empresa no le podían dar información. A la encargada de turno se le escapó que su semen sí había sido utilizado. Fue todo lo que pudo sacar en claro. Fue suficiente. Pensó en su hija. No lo podía explicar, pero estaba seguro que fue una niña. La amaba y la odiaba. Ella repetiría todos sus errores. No lo pudo soportar. Caminó por la ciudad, llorando. Compró una botella de whisky barato en una tienda. Se sentó en la vereda a beber. Frente a la tienda vio un colegio de monjas. Esperó. Casi una hora después las chicas empezaron a salir. En su borrachera, empezó a buscar rasgos que se le asemejen. Vio a dos chicas cogidas de la mano. Una de ellas rubia. Rompió la botella, casi vacía, en el borde de la vereda. Unas chicas gritaron y empezaron a correr. Se abalanzó sobre la rubia. Le hizo un corte profundo en la pierna. La amiga de la rubia lo golpeó con su mochila en la cabeza. Cayó, pero en su caída fue arrastrando a la rubia. Le cortó la cara. Un profesor de biología lo agarró y lo tiró a la mitad de la calle. Empezó a gritar que su hija no podía seguir viviendo. Dos policías lo subieron a un patrullero. El que iba manejando era estéril, pero no se crean que iba a cerrar el cuento diciendo que el man es el papá del hijo biológico del personaje de esta historia. En realidad el hijo biológico del donante murió a los 3 años, ahogado en una piscina, pero eso no curará el trauma psicológico de la rubia. Tampoco importa mucho, porque la rubia conocerá al amor-de-su-vida gracias a sus cicatrices, pero esa es otra historia.